viernes, 4 de julio de 2008

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El nivel de defensa frente al parasitismo de C. glandarius en poblaciones europeas de urracas (P. pica) depende de las presiones de selección debidas al parasitismo y al flujo de genes entre poblaciones, lo que sugiere la existencia de puntos de coevolución en la metapoblación europea. También puede haber un mosaico de coevolución a pequeñas escalas geográficas y con un intenso flujo genético, debido a que los sitios pueden diferir en productividad (el éxito reproductivo de los hospedadores en ausencia de parasitismo) y los genotipos defensivos deberían ser más comunes en los sitios más productivos. Se ha observado que las estimas de habilidad defensiva covarían significativamente con las diferencias entre poblaciones de algunas variables de productividad de las urracas (fecha de puesta, número de pollos nacidos), mostrando que la tasa de parasitismo fue mayor en los sitios más productivos (Martín-Gálvez et al., 2007).1

Las urracas sufren importantes pérdidas reproductoras, de forma que en la mayoría de los nidos parasitados no sobrevive ninguna urraca (Soler et al., 1996; ver apartado de biología de la reproducción). Esto es debido a que los críalos destruyen algunos huevos de urraca al poner los suyos y también a que los pollos de críalo que eclosionan unos días antes que los pollos de urraca acaparan la mayoría de las cebas (Soler et al., 1995, 1997).

La reducción experimental de la reflectancia ultravioleta de los huevos de Clamator glandarius no afecta a la probabilidad de expulsión por las urracas (Avilés et al., 2006).1

Las urracas interaccionan con muchas otras especies animales, ya que son presas y predadores, pero en particular es típica la asociación de las urracas con otras especies de córvidos (como grajillas, chovas o cornejas) en bandos alimenticios durante el otoño e invierno. Es además intensa su interacción con el hombre, y no solo en España, sino en toda Europa, ha sido tradicionalmente perseguida, por granjeros y particularmente cazadores, acusada de robar fruta, huevos o alimentarse de los pollos de especies de aves cinegéticas. Todos los estudios realizados muestran que estos comportamientos son más bien anecdóticos y, de hecho, su consumo de artrópodos e invertebrados puede convertirlas en beneficiosas para el campo (Birkhead, 1991).



Depredadores

Los principales depredadores de las urracas adultas son rapaces y carnívoros. Las urracas modulan su distancia de alerta frente a depredadores según la cobertura del hábitat, aumentando la tolerancia cuando hay mayor disponibilidad de cobertura de escape (Fernandez-Juricic et al., 2001). En hábitats más abiertos las urracas disminuyen la distancia de seguridad o diferencia entre la distancia a la que un depredador es detectado y distancia a la que huye la urraca. La distancia de seguridad aumenta con el tamaño del grupo y con la temperatura (Fernandez-Juricic et al., 2002).

Durante la época de reproducción los nidos pueden ser depredados por distintas especies de vertebrados, típicamente otras especies de córvidos como Cornejas (Corvus corone) y Cuervos (Corvus corax); en Doñana, los principales depredadores de pollos fueron culebras bastardas (Malpolon monspessulanus), milanos (Milvus spp.), roedores (Elyomys quercinus y Rattus norvegicus), y carnívoros (Genetta genetta, Lynx pardinus; Redondo y Castro, 1992). En una población de montaña de Teruel de un total de 25 nidos, 3 fueron depredados por mamíferos, 3 por ofidios, dos por cuervos (Corvus corax) y 3 por depredadores desconocidos (Ponz y Gil-Delgado, 2004).

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